Positivismo lógico

· Pablo ·

Este post se publicó originalmente en otro blog que ya no existe y lo publico aquí para que siga estando disponible. No he revisado el contenido y es posible que no esté de acuerdo parcial o totalmente con el mismo.

El positivismo lógico es una corriente filosófica del siglo XX, que evolucionó del empirismo inglés. Con frecuencia descubro discusiones en Internet sobre este movimiento, y muchas de estas discusiones acaban afirmando que el positivismo lógico se refuta a sí mismo o que es incorrecto por razones que, en mi opinión, resultan de tener una idea equivocada de lo que esta postura defiende. Es probable que este artículo tenga alguna incorrección, pero creo que sirve para dar una idea aproximada de qué es el positivismo lógico y de por qué no debemos matarlo tan rápido.

Algunos autores distinguen tres positivismos: el positivismo de Comte, el positivismo de Mach y Poincaré y el positivismo lógico, relacionado con el Círculo de Viena. Los primeros positivismos se centraban en la unidad de la ciencia: la idea de que no existían las ciencias especiales, en oposición a la tradicional división entre ciencias naturales y ciencias espirituales (sociología, psicología…). Esta unidad de la ciencia derivó después en el desarrollo de varios principios y distinciones, siempre con un enfoque en la exaltación de la ciencia como método único para obtener conocimiento:

La distinción analítico-sintética

Una de las principales bases de esta corriente es la distinción entre proposiciones analíticas y sintéticas. Esta distinción surgió en la filosofía de Kant, y podemos verla también en el tenedor de Hume. Podemos definir estos términos como:

  • Una proposición es analítica si y sólo si su valor de verdad depende exclusivamente del significado de sus términos. Un ejemplo podría ser ‘todos los solteros no están casados’ o cualquier proposición matemática como ‘3 + 4 = 7’.
  • Una proposición es sintética si y sólo si no es analítica. Un ejemplo puede ser ‘la fuerza ejercida entre dos cuerpos es proporcional al producto de sus masas’ o ‘Existe al menos un unicornio’.

En Madrid estará permitido todo lo que no esté prohibido.

— Esperanza Aguirre (@EsperanzAguirre) May 7, 2015

Un ejemplo de proposición analítica

Esta distinción sufrió una evolución compleja para adaptarse a nuevos resultados, como los teoremas de incompletitud de Gödel, por lo que esta versión es una simplificación. Kant defendía la existencia de las proposiciones sintéticas a priori, hecho que fue negado por los positivistas lógicos, que defendían que todas las proposiciones analíticas eran a priori y por tanto necesarias y que las proposiciones sintéticas eran a posteriori y por tanto contingentes .

Criterio de verificación

El criterio de verificación se basa en la distinción entre proposiciones analíticas y sintéticas, y es quizás el principio más famoso del positivismo lógico. Este principio puede verse ya en Hume:

Si tomamos en nuestras manos cualquier volumen de teología o metafísica escolástica, por ejemplo, preguntemos: ¿Contiene algún razonamiento abstracto referente a cantidad o número? No. ¿Contiene algún razonamiento experimental concerniente a cuestiones de hecho y existencia? No. Arrójese entonces a las llamas, pues nada puede contener que no sea sofistería o ilusión.

  • Investigación sobre el entendimiento humano. Sección 12, parte III

El criterio, al igual que la distinción analítico-sintética también sufrió algunos cambios, y contaba con varias versiones, dependiendo del autor. En su rama ‘liberal’ podemos establecer el criterio como:

\Una sentencia es cognitivamente significativa1 si y sólo si es analítica o bien puede, en principio, confirmarse o desconfirmarse mediante un procedimiento finito a través de la experiencia.

Esta versión del criterio no es la original, e incluye algunas modificaciones. En las discusiones iniciales, se requería la verificación completa, es decir, que existieran evidencias que determinaran de forma concluyente el valor de verdad de las proposiciones. Esto excluiría las leyes universales de ser cognitivamente significativas, como por ejemplo ‘Todos los cisnes son blancos’.

Durante los años 30 se produjo un proceso de liberalización del empirismo, en el cual se cambió esta verificación completa por la confirmación o desconfirmación, es decir, el aumento de la probabilidad de que el valor de verdad de una proposición sea cierto o falso, de tal manera que las leyes universales sí eran aceptadas, además de las proposiciones acerca del pasado o futuro lejano. Una discusión al respecto puede leerse en Aspects of Scientific Explanation and other Essays in the Philosophy of Science de Hempel, en el capítulo 4.

Por otra parte podemos destacar que la confirmación debe poder hacerse en principio, es decir, que se considera la posibilidad lógica de encontrar la evidencia pero no la posibilidad técnica. Así, la sentencia ‘Existen del orden de 1080 átomos en el universo’ es cognitivamente significativa mientras que no lo sería de otra forma, ya que no disponemos de la capacidad para ‘contar’ todos los átomos del universo.

La consecuencia principal de este criterio es que las sentencias metafísicas (las que no cumplen el criterio) no son cognitivamente significativas, es decir que las discusiones tradicionales de teología, ontología, ética normativa, estética o metafísica pasan, no sólo a ser inútiles sino también a no tener significado cognitivo. Esto reduce la filosofía a una disciplina lingüística que busca marcos lingüísticos para el desarrollo de la ciencia, y que se encarga exclusivamente de proposiciones analíticas. Puede leerse sobre el rechazo de la metafísica en textos de Carnap como éste, o, para una discusión más extensa, el libro Lenguaje, Verdad y Lógica de Ayer. Sobre los marcos lingüísticos es relevante el ensayo de Carnap, Empiricism, Semantics, and Ontology.

Críticas

Existen otros principios importantes de este movimiento que no consideraremos aquí para no extender mucho el post, como la distinción entre observación y teoría (sobre la que puedes leer aquí). Una vez definidos los principios que normalmente son criticados del positivismo lógico, pasemos a ver las críticas más frecuentes:

“El criterio de verificación no pasa el criterio de verificación”

Esta crítica sea quizás la más frecuente, y ha sido expuesta por Popper, Russell, o más recientemente por David Deustch. Podríamos exponerla de la siguiente forma:

  1. Una sentencia es cognitivamente significativa si y sólo si es analítica o bien puede, en principio, confirmarse o desconfirmarse mediante un procedimiento finito a través de la experiencia. [Este es el criterio de verificación anteriormente mencionado]
  2. (1) no es analítica.
  3. (1) no puede confirmarse mediante un procedimiento finito a través de la experiencia.
  4. (2) y (3) implican que (1) no es una sentencia cognitivamente significativa y por tanto que el positivismo lógico se refuta a sí mismo.

Si esto fuera una crítica válida, entonces, les presento el criterio de verificación versión 1.1, un criterio para el que los críticos del positivismo lógico no tendrían razones para no aceptar:

Criterio de verificación versión 1.1:

Una sentencia es cognitivamente significativa si y sólo si es el criterio de verificación versión 1.1, es analítica o bien puede, en principio, confirmarse o desconfirmarse mediante un procedimiento finito a través de la experiencia.

¡Solucionado! No hay más preguntas, señoría.

El problema es que esta revisión del criterio no es necesaria. La naturaleza del criterio es tratada por varios autores. En el caso de Ayer, por ejemplo, lo considera una definición técnica, es decir, que (2) sería falso, ya que el criterio sería analítico. Otros autores consideran que el criterio pertenece al metalenguaje y que su dominio es el lenguaje, por lo que no tendría sentido aplicar el criterio a sí mismo ya que no entra dentro de su dominio. Esto conlleva el problema de que debería existir un criterio de verificación del metalenguaje que perteneciera al metametalenguaje y así sucesivamente.

La solución de Carnap es, en mi opinión, la más satisfactoria. A partir de 1937 Carnap establece que el positivismo lógico es una convención lingüística y que, por tanto, no es cierta o falsa, sino que los argumentos que pueden esgrimirse a su favor son de carácter pragmático. Carnap defiende así que cualquier lenguaje que no contenga el principio de verificación llegará a ‘contradicciones fastidiosas’ que no tendrán solución. En este caso, el término cognitivamente significativo conserva su significado original.

Una discusión al respecto de esta popular objeción puede encontrarse en el artículo de SEP (sección 4.1, a partir del párrafo 12).

Críticas a la distinción analítico-sintética

Otro conjunto de críticas importante dentro de las discusiones filosóficas, aunque quizás menos conocido para el público general son las críticas a la distinción analítico-sintética. Las relaciones analítico-a priori-necesario y sintético-a posteriori-contingente son criticadas por varios autores.

Dado que no he leído los textos originales de la mayoría de las críticas de este tipo, no puedo hacer una crítica que muestre con jusiticia los argumentos en contra de ésta distinción, pero he de decir que los que he leído, como los de Putnam, se basan, en mi opinión, en un equívoco. Las críticas más relevantes de ésta distinción son las de Kripke en Naming and Necessity y la de Dos Dogmas del Empirismo de Quine. Para una revisión de estas puede leerse el artículo de SEP.

Aún cuando estas críticas son aceptadas por muchos filósofos, la realidad es que son aún debatidas en la filosofía contemporánea y que existen muchos contraargumentos y definiciones alternativas de analicidad, por lo que sin un análisis de los argumentos me parece presuntuoso afirmar que estas críticas suponen una derrota del positivismo lógico. Algunas de estas nuevas definiciones se basan en criterios sintácticos y por tanto no sufren de la crítica de Quine.

En definitiva, aun cuando el positivismo lógico puede considerarse ‘muerto’2, en el sentido de que no ha habido una continuación fuerte de éste, es una postura que puede ser defendida con justicia en relación con la filosofía de la ciencia y cuyas críticas normalmente se originan por una idea equivocada de qué es.

  1. Una palabra tiene significado cuando provoca una reacción en el receptor que haría el objeto o situación al que se refiere. Se usa el término significado cognitivo ya que los positivistas lógicos consideran que los términos metafísicos sí provocan una reacción en el receptor, pero esta no es cognitiva, sino emotiva. Es decir, cuando se afirma El Absoluto es perfecto, si bien no nos referimos a un estado del mundo, sí que puede provocar un cierto conjunto de emociones. 

  2. Esto no es del todo cierto. Podemos considerar como sucesores a los postpositivistas verificacionistas o al empirismo constructivo de van Fraassen. Patrick Maher también continuó el trabajo en lógica inductiva de Carnap.